Las cenizas del Comal

El amor, el conocimiento del otro, la pasión, la guerra, el distanciamiento. Ingredientes que Francisco Martínez Criado ha mezclado con precisión y maestría hasta conseguir un relato lleno de fuerza titulado Las cenizas del Comal. Porque la historia de Violeta y Ventura es la de muchas Violetas y muchos Venturas.

Portada Las cenizas del ComalAños 80, El Salvador. Un escenario duro. Sólo importa sobrevivir, contar al día siguiente que la vida continua, que existe esperanza en un mundo nada esperanzador. Un mundo en el que viven miles, millones de personajes anónimos que luchan por mantenerse con vida. Como es el caso de Violeta y Ventura.

Ventura es español y Violeta, salvadoreña. Un campo de refugiados, el de Mesa Grande, será el escenario de su amor en plena década de los 80. Un amor que se afianza, que prende en ellos a pesar de las dificultades, del entorno; de la guerra. Porque El Salvador está en guerra, una contienda que ya se ha cobrado miles de vidas.

Pero la guerra dispone por mucho que el hombre proponga, y la guerra separa a Violeta y Ventura. Ella decide alistarse en la guerrilla Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. El, en cambio, regresa a España. La guerra, la distancia. El olvido.

Años más tarde, un cooperante español aterrizará en El Salvador actual para trabajar como cooperante. Llega lleno de sueños e ilusiones. Hasta que se topa con la burocracia de las Oenegés. Un sufrimiento. Pero el mayor aparecerá cuando entre en contacto con las Maras y descubra lo que se esconde en ellas…

Francisco Martínez Criado conoce el terreno que describe en Las cenizas del Comal. Allí, en El Salvador, desarrolló trabajos de formación con jóvenes en riesgo de exclusión social. Por eso decidió plasmar su vivencia en esta novela. Una novela que ya está obteniendo muy buenas críticas entre los lectores.